lunes, 10 de septiembre de 2012

¿De qué manera caminamos hacia la Paz?



AUN QUEDA MUCHO POR CAMINAR Y LA PREGUNTA QUE EMPIEZA A RONDAR ES: ¿DE QUE MANERA CAMINAREMOS HACIA ESA PAZ?


Bienvenidos todos los aires de paz, soplen de donde soplen. Mal haríamos en juzgar la voluntad de Paz del gobierno nacional o de las FARC-EP. Nos engañaríamos si intentásemos establecer los acontecimientos venideros. Somos luchadores y luchadoras sociales, no el oráculo de Delfos. Y mal haríamos los y las estudiantes si no tuviésemos nada que decir frente a este suceso político de altísima relevancia para nuestro país.

Los anuncios hechos en los últimos días sobre el inicio de un proceso de paz nos invitan a reflexionar profundamente, no solo a lxs estudiantes sino a toda la sociedad civil colombiana sobre nuestra participación en ese mismo proceso. Las voces de odio que buscan perpetuar el statu quo  y que se oponen a ultranza a la Paz porque del sufrimiento, la miseria, el despojo, el desplazamiento y la desigualdad se lucran, ya inician a ser pronunciadas. Ante su aborrecimiento a la Paz oponemos esperanza, amor y solidaridad. Y es por eso que no podemos cometer lo errores de años anteriores. 
La sociedad civil requiere formar su propio criterio frente a la Paz, comprendiendo de esta manera que el presente proceso no puede restringirse al fin de las hostilidades armadas, y por tanto -como mal dicen algunos- ser construido exclusivamente entre las partes en contienda. Este proceso de paz se erige como la posibilidad de consolidar un nuevo país. Es por eso un proceso político para el cambio social donde lxs pobres históricos, los y las excluidas de nuestra patria participen directamente en la materialización de compromisos políticos que conduzcan a superar las contradicciones que en un inicio originaron este conflicto social y armado.

De aquellas y aquellos que anhelamos una Paz con Justicia Social, se espera una contundente participación que conduzca a elevar la conciencia política y aísle de una buena vez a aquellxs interesados en perpetuar la violencia. Los y las estudiantes de la Pontificia Universidad Javeriana no podemos ser menores a tal propósito. En repetidas ocasiones hemos manifestado que nuestra concepción de Paz no se alinea con la de  aquellxs que tan solo desean el silencio de los fusiles, que creemos fehacientemente en una Paz que surja del reconocimiento de las diferencias, sean cuales sean. Una Paz que provenga de la consolidación de verdaderos espacios democráticos para toda la nación. Una Paz que emane de la erradicación de la miseria y la pobreza. Una Paz que brote del proyecto ineludible de alcanzar la igualdad social mediante el acceso digno a la educación, condiciones laborales optimas, políticas agrarias dirigidas a los campesinos, indígenas y negros. En pocas palabras, una Paz con Justicia Social.

Sin lugar a duda, la construcción de la Paz, de la Paz que anhelamos no es menor a un esfuerzo maratónico. El camino que andemos no será otro que el que nos tracemos nosotrxs mismxs, pero qué bien haríamos si en esta ocasión dejamos de ser espectadores y con responsabilidad gestamos espacios de representación directa que propendan por la inclusión, como las Constituyentes por la Paz que ya han iniciado a marchar. He ahí una posible respuesta: iniciemos a andar hacia la Paz con Justicia Social con la entereza de un pueblo que busca ser escuchado; con la frente en alto, reconociendo que el actual proceso de Paz constituye un hecho político que inexorablemente dará lugar a decisiones políticas de las cuales queremos participar y con la convicción de que la Paz que queremos se encuentra junto con la sonrisa de los niños y niñas que sueñan con una Colombia nueva donde no exista la pobreza, la discriminación de todo tipo y la exclusión política por pensar o sentir diferente.


Esperamos sus respuestas. Hagamos que estas valgan y empecemos a marchar. 

Grupo Estudiantil Barricadas 

sábado, 18 de agosto de 2012

Esta es nuestra hora, en este preciso lugar



En la actualidad, Colombia vive una efervescencia de las luchas sociales, sin que esto quiera decir que otrora la lucha social en nuestra patria no haya estado en alto. Posiblemente la particularidad de este momento es que se ha alcanzado la madurez necesaria para iniciar a juntar todas las rebeldías, todas las dignidades y todos los sueños que confluyen en el deseo indeclinable de construir una Colombia donde exista realmente una Paz con Justicia Social.

Claro está que lxs jóvenes hacemos parte de aquella convergencia de rebeldías y que en los escenarios donde confluimos conservamos nuestra alegría, nuestra esperanza y la frescura que irradiamos en las calles, en las aulas, los mitines, las reuniones, en pocas palabras, en los espacios donde luchamos, de aquel espíritu que llena a hombres y mujeres de un nuevo aire que otorga bríos a nuestro incesante cabalgar por la segunda y definitiva independencia.

Difícilmente podríamos realizar en este corto escrito una reconstrucción histórica de la participación de lxs jóvenes en las incontables gestas populares que colman los anales de nuestro país. Sin embargo, hoy queremos recordar a Gonzalo Bravo Pérez; a nuestrxs compañerxs asesinadxs por el régimen, que jamás olvidaremos; a aquellos y aquellas que desde la complicidad de su juventud luchan día a día por un nuevo país, desde los lugares más recónditos de nuestra geografía nacional; al joven Simón Bolívar, que desde muy pequeño inicio a vislumbrar la necesidad de luchar por una patria grande donde alcancemos todos y todas por igual.

Hoy también queremos decir ¡Basta¡ a la estigmatización hecha sobre lxs jóvenes por las diferentes instituciones legales e ilegales que buscan conservar el statu quo. Nuestras vidas deben respetarse y por consiguiente nuestras diversas formas de expresarnos. A esto le sumamos un NO rotundo al servicio militar obligatorio, a las ya naturalizadas y mal llamadas “limpiezas sociales” y “falsos positivos”, a la precariedad del trabajo digno para los y las jóvenes, a la ausencia de respeto en nuestra decisión autónoma de elegir nuestra inclinación sexual, al continuo avasallamiento de nuestros derechos educativos, en fin, a todas aquellas barreras que nos impiden desarrollar libremente como jóvenes, que lejos estamos ya de ser la esperanza de este país, somos presente y vamos por la conquista de un mejor futuro, porque recordamos y recordaremos, que “si el presente es de lucha, el futuro es nuestro.

No claudiquemos en vivir al máximo nuestra juventud y jamás olvidemos aquello que decía hace ya tantos años un viejo sabio desde el sur: “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Juntemos nuestras rebeldías y desde ya hagamos parte de esta gran Marcha que ha empezado a andar. Esta marcha, de gigantes, que ya no se “detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez” jóvenes, hombres y mujeres que decidieron vencer el miedo y ser “desafiantes jinetes del aire, pobladores de pasillos en las universidades, rebeldes, inconformes, planeadores de mundos diferentes”. 

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Las luces cegadoras de las grandes ciudades.
Ensordecidxs por el ruido de la metrópoli.
Aisladxs. Siempre mirando al espejo.
La basura que llena las mentes.
¿Y allá? Allá la tristeza, desolación y muerte.
¿Dónde está el futuro?
Un vistazo a través del cristal y entonces viene el estremecimiento.
La sangre que corre tiñe de rojo los campos.
Mientras los corazones se ennegrecen por el odio y la venganza.
Siempre sin respuesta. Abandonadxs.

¿Por qué sucede aquello?
Ya no basta decir que así son las cosas, que siempre han sido así.
No hay ‘pero’ que valga.
Porque el amor inunda nuestro cuerpo, y brilla ante nuestros ojos  la justicia.
El contraste con el mundo nos encuentra con otrxs, y juntxs nos quitaremos las cadenas.
Ya no estamos solxs. Somos muchxs, seremos todxs.
Ahora conocemos a dónde vamos: al futuro.
Vamos construyendo el camino, porque ya no queremos recordar con amargura.
Haremos el mejor homenaje, marchando hacia un nuevo amanecer con toda la sangre y los caídos, con quienes se liberan de la rutina de mentira y basura.
No es posible retroceder.
Aquí nos quedamos con nuestra rebeldía.
Ya falta poco.
Vamos llegando.