AUN QUEDA MUCHO POR CAMINAR Y LA PREGUNTA QUE EMPIEZA A
RONDAR ES: ¿DE QUE MANERA CAMINAREMOS HACIA ESA PAZ?
Bienvenidos
todos los aires de paz, soplen de donde soplen. Mal haríamos en juzgar la
voluntad de Paz del gobierno nacional o de las FARC-EP. Nos engañaríamos si
intentásemos establecer los acontecimientos venideros. Somos luchadores y
luchadoras sociales, no el oráculo de Delfos. Y mal haríamos los y las estudiantes si no tuviésemos nada que decir frente
a este suceso político de altísima relevancia para nuestro país.
Los
anuncios hechos en los últimos días sobre el inicio de un proceso de paz nos
invitan a reflexionar profundamente, no solo a lxs estudiantes sino a toda la
sociedad civil colombiana sobre nuestra participación en ese mismo proceso. Las
voces de odio que buscan perpetuar el statu
quo y que se oponen a ultranza a la
Paz porque del sufrimiento, la miseria, el despojo, el desplazamiento y la
desigualdad se lucran, ya inician a ser pronunciadas. Ante su aborrecimiento a
la Paz oponemos esperanza, amor y solidaridad. Y es por eso que no podemos
cometer lo errores de años anteriores.
La sociedad civil requiere formar su
propio criterio frente a la Paz, comprendiendo de esta manera que el presente
proceso no puede restringirse al fin de las hostilidades armadas, y por tanto
-como mal dicen algunos- ser construido exclusivamente entre las partes en
contienda. Este proceso de paz se erige como la posibilidad de consolidar un
nuevo país. Es por eso un proceso político para el cambio social donde lxs
pobres históricos, los y las excluidas de nuestra patria participen
directamente en la materialización de compromisos políticos que conduzcan a
superar las contradicciones que en un inicio originaron este conflicto social y
armado.
De
aquellas y aquellos que anhelamos una Paz con Justicia Social, se espera una
contundente participación que conduzca a elevar la conciencia política y aísle
de una buena vez a aquellxs interesados en perpetuar la violencia. Los y las
estudiantes de la Pontificia Universidad Javeriana no podemos ser menores a tal
propósito. En repetidas ocasiones hemos manifestado que nuestra concepción de Paz
no se alinea con la de aquellxs que tan solo desean el silencio de los fusiles, que
creemos fehacientemente en una Paz que surja del reconocimiento de las
diferencias, sean cuales sean. Una Paz que provenga de la consolidación de
verdaderos espacios democráticos para toda la nación. Una Paz que emane de la
erradicación de la miseria y la pobreza. Una Paz que brote del proyecto
ineludible de alcanzar la igualdad social mediante el acceso digno a la
educación, condiciones laborales optimas, políticas agrarias dirigidas a los
campesinos, indígenas y negros. En pocas palabras, una Paz con Justicia Social.
Sin
lugar a duda, la construcción de la Paz, de la Paz que anhelamos no es menor a
un esfuerzo maratónico. El camino que andemos no será otro que el que nos
tracemos nosotrxs mismxs, pero qué bien haríamos si en esta ocasión dejamos de
ser espectadores y con responsabilidad gestamos espacios de representación
directa que propendan por la inclusión, como las Constituyentes por la Paz que
ya han iniciado a marchar. He ahí una posible respuesta: iniciemos a andar
hacia la Paz con Justicia Social con la entereza de un pueblo que busca ser
escuchado; con la frente en alto, reconociendo que el actual proceso de Paz
constituye un hecho político que inexorablemente dará lugar a decisiones
políticas de las cuales queremos participar y con la convicción de que la Paz
que queremos se encuentra junto con la sonrisa de los niños y niñas que sueñan
con una Colombia nueva donde no exista la pobreza, la discriminación de todo
tipo y la exclusión política por pensar o sentir diferente.
Grupo Estudiantil Barricadas